Como si el cuerpo tuviera que decirme que lo prudente, ahora, es guardar silencio; como si mis piernas, de pronto, hubieran dicho 'hasta aquí'. Sin panchos, sin escándalos, sencillamente mi cuerpo diciendo 'basta' y tirándome en la cama.
Mi garganta está en huelga, clausurada. Apenas me sale un hilo de voz, tengo las manos frías, la cabeza latente, una fuga nasal constante... tengo las ideas revueltas, el sueño muy activo y las horas lentas.
Así que me he instalado en cama, con la agenda abierta y el teléfono cerca para no descuidar del todo mi fuente de ingresos; con los libros pendientes en el buró y una pila de películas sobre la mesa.
Garganta clausurada... que el mundo guarde sus reclamos, ahora no le puedo contestar.
Es ahora que no puedes hablar, cuando deberías escuchar los reclamos del mundo, ya tu propia voz no te dejara escuchar los gritos de tu alrededor. mejórate pronto
ResponderEliminarLo mejor de esos instantes no es la privacidad, el silencio y la calma. Es la idea que nos formamos estando ahí, pensando siempre en otros lugares.
ResponderEliminarMuy buen relato, SL2
L
Viajamos a traves del silencio... Saludos (:
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