martes, 6 de diciembre de 2011

two months






Te quiero. Amor, amor absurdamente,
tontamente... Frenético.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Te quiero infinito.


Te quiero el silencio más fino, 
el más tembloroso, el más insoportable. 
Te quiero aunque no encontremos, te quiero por que buscamos. 
Te quiero por que  amorosos andamos como locos 
porque estamos solos, solos, solos, 
entregándonos, dándonos a cada rato, 
llorando porque no nos salvan al amor. Condenados.

 Te quiero por que vivimos al día, no podemos hacer más, no sabemos hacer mas. 
Siempre  estámos yendo, 
siempre, hacia alguna parte. 
Esperando, 
no esperamos nada, pero esperamos. 
Te quiero por que somos   prórroga perpetua, 

Por que  somos insaciables.
Por que somos  amorosos  locos, somos locos, 
sin Dios y sin diablo. 
Salimos de las  cuevas 
temblorosos, hambrientos, 
a cazar fantasmas entre besos. 
Me gustas por que nos  reímos de las gentes que lo saben todo, 
de las que aman a perpetuidad, verídicamente, 
de las que creen en el amor 
como una lámpara de inagotable de aceite.
Me gustas por que jugamos a coger el agua, 
a tatuar el humo, a no irse. 
Jugamos el largo, a querernos , y sucede. 
Te quiero Infinito.
Te quiero por que a veces llega un olor a tierra recién nacida, 

a mujeres que duermen con la mano en el sexo, 

complacidas, 

a arroyos de agua tierna y a cocinas. 

Te quiero por que me enseñas a  cantar entre labios 

una canción no aprendida.
Te quiero, pero rico, Te quiero infinito.












No hay comentarios:

Publicar un comentario