domingo, 22 de enero de 2012

Antes de tocar el suelo.


Me reflejo en el pavimento.
Es necesario guardar las ganas en los cajones del dormitorio.
Salir de puntitas por las regaderas, de preferencia en fin de semana para que nadie vea.
Luego perderse en las ciudades, ponerse los ojos de luces  de calle y mirar sin ser visto.
Lograr acercarse a los bailes y rozar apenas los escalones del vuelo de los vestidos.
Desaparecer en todos lados.
Aislarse en un abrazo propio.
Perder mil veces las razones de la cordura.
El amor es una amenaza y un puerto; la esperanza una barca de remos.
Yo insisto en cruzar nadando.

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