"Nosotros creemos"... dicen.
La facilidad de consagrar a una victima a tu predisposición,
consiste en obligar por medio de actos sutiles, el robo, el hurto y la
violación de su confianza, hipnotizando sus sentidos de alarma, y obligándolo a
creer en ti, orillarndolo a sentirse
culpable por sus instintos de supervivencia. Debe hacércele creer que es
impropia su desconfianza ante tus ojos
llenos de mentira obviedad y deseo.
La cordialidad para mí siempre ha sido el arma más fácil de
convencimiento.
Creerán ustedes que
las victimas son tan débiles e inseguras cuando están en los anzuelos de la
desesperación y el miedo, pero en
realidad lo que les provoca entrar a casa contigo es... enajenación, es éxtasis.
Sienten tu exaltación deseosa, hacia el acto peligroso de
saber que en cuanto crucen la puerta, algo muy malo va a suceder.
Te observan débil, diminuta.
Pasan por aquella sensación de sentarse a la orilla de una
casa vieja, con poca luz, alejada de los demás, sin dar movimiento alguno y sentir como ese aire frio de paredes altas
recorre la espina dorsal, y eriza los vellos. Voltear apenas con los músculos
de los ojos, para darse cuenta que esta obscuro, y no viste la hora en que eso
sucedió, sabes que si te levantas deberás caminar por pasillos largos y
extraños. Todo sin luz se torna diferente, todo es más plano, sin relieves, más
franco, con peligros de sinceridad, de sensaciones que ni siquiera te imaginas.
Es excitante.
Creo que las victimas logran sentir ese disfrute masoquista
de adrenalina, sabiendo de antemano que tal vez tu franqueza termine
manipulando el hecho de que en ese momento están respirando. Pero siempre con
la lucha constante de querer sentir un poquito más, de buscar algo diferente,
de no solo engañarse así mismos, sino de arriesgar su propia seguridad, por la
ingenuidad de creer que ese miedo es pasajero y todo terminara en algo muy
apetecible y placentero.
Me gusta hacerles disfrutar durante esos momentos de emplear
la invitación, y mirarlos fijamente,
trasmitiendo la irrefutable amenaza atravez de las pupilas, con el
traductor límbico de sus sentidos, una traducción que dice un dialogo de
"No te atrevas a decirme que no”.
Me gusta el sonido de los charcos rojos que huelen a humano,
me gusta ver sus lenguas húmedas, evaporarse por la verdad, me extrémese el
echo de saber que su cuerpo en algún momento, pasara a ser parte de la
cordialidad que los orillo estúpidamente a creer en mi.
El único medio de conservar es su libertad es estar siempre
dispuestos a morir por ella, por eso acceden, creen que un acto espontaneo los
llevara a sentirse en una libertad que jamás existirá. Es su utopía, es su farsa,
es su sueño inalcanzable; soñar el sueño de una mentira, adornada con mentiras, placeres, y espasmos.
La ciencia no me ha enseñado aun si la locura es o no lo mas
sublime de la inteligencia.
Lo que sucede con la
fragilidad de mis victimas es que no
saben que el poder analítico no debe confundirse con el simple ingenio, porque
mientras el analista es necesariamente ingenioso, el hombre ingenioso está con
frecuencia notablemente incapacitado para el análisis.
Todo movimiento, cualquiera que sea mi causa, es creador.
Yo soy creadora de los suspiros mutilados, de sus
agonizantes arrepentimientos finales, de sus gotas sanguinolentas escurriendo sobre la mesa, corriendo por la duela de la
sala.
Solo que, segundos antepuestos, suelo administrar las dosis exhaustivas de el placer incontrolable de un orgasmo previo.
T.
Mmm... si. Definitivamente volviste Sanchez Delgadillo. Esa eras tu .
ResponderEliminaro.O me das miedo.
ResponderEliminarEse miedo, se nota que lo disfruta hasta el orgasmo.
ResponderEliminarHey!, aquí la única atrevida puedo ser yo.
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