Generalmente, esa sensación de estar sola en el mundo aparece mezclada con un orgulloso sentimiento de superioridad: desprecio al ser humano, lo veo sucio, feo, incapaz, ávido, grosero, mezquino; mi soledad no me asusta, es casi olímpica.
Pero en aquel momento, como en otros semejantes, me encontraba sola como consecuencia de mis peores atributos, de mis bajas acciones. En esos casos siento que el mundo es despreciable, pero comprendo que yo también formo parte de él.
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