Que hasta donde yo sé, no pasan de dos: caballerosos y caballerescos. Es decir, formulistas y románticos. El que es caballeroso tiene en muy poco aprecio la originalidad. Su repertorio de atenciones y halagos es cuadrado y estrecho, y él lo prefiere así porque ya comprobó que es eficaz. Si se escribiera un buen manual de caballerosidad, yo te aseguro que sería pequeñito. Gestos elementales, frases elementales, adulación elemental, pero esas cosas gustan. Funcionan. Ahora, de ahí a que el tipo sea un auténtico caballero, no en la acepción galante de la palabra, sino en combativa, romántica, poética, seguro que hay distancia, cómo no. Ningún caballeresco adula porque sí, ni se cuelga frases de cartón para expresar su afecto por la dama. Está cierto de que puede probar cada una de las palabras que dice.
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