viernes, 7 de enero de 2011

Distancias.

Nunca fui buena para las medidas, ya lo sé. Siempre te sentí próximo, aunque ahora creo que mi deseo no se ajusta a la realidad como hubiese querido. Y eso que, a veces, siento estar a escasos centímetros, con tu piel apenas rozando la mía. Entonces, te advierto cercano, tanto, que creo que estas dentro de mi pecho y que susurras mi nombre en cada uno de tus latidos. Pero los centímetros pueden volverse metros, incluso kilómetros con un simple aleteo de  indiferencia. Y así notar como te alejas, de espaldas a mí, recorriendo un camino sin vuelta atrás. Y llegar a verte en la lejanía, con tu silueta tapando la luz del sol, de donde quizá nunca te moviste. .  El brillo de tus ojos sólo destellaba por puro efecto de la luz. Es posible que debido a esto volví a creer ser aquella niñita  ilusa que pensó que la distancia es algo que se mide con cinta métrica, marcada con sus números, una cuestión de perspectiva, sin caer en la cuenta que tú, casi sin querer, rompes cualquier cálculo o aproximación que yo pudiera hacer.

2 comentarios:

  1. las abejas no tienen huesos de cristal?
    un pepino podria soportar los golpes de la vida?

    ResponderEliminar