¿Han visto esa luz que provoca un ambiente húmedo, justo al atardecer, justo antes de una tormenta? Me gustan las tormentas porque aún para llover se necesita pasión.
Esa luz de miles de fotones confundiéndose en el aire, ese aire suave que despeina tu cabello negro, y el aroma del café que llega a tus pulmones donde se condensa, hoy no huele a tierra mojada en esta ciudad de pavimento, hoy se sustituye por una banda de jazz que toca enfrente de nosotros, y llena nuestros oídos de un ritmo suave, nos quita las palabras de la boca y me llenan mi mano de tu espalda.
¿Qué piensas? ¿qué se te ocurre en este momento? No concibo las cosas si no se hacen con pasión.
La lluvia esta apunto de llegar, el último sorbo del café, los músicos se despiden, se paga la cuenta y la lluvia acostumbrada por la gravedad: cae, se parece tanto a nosotros a caer a quedar atrapados en forma de charcos y recuerdos.
Nos empapamos, y caminamos entre esa tormenta, pavimento y edificios, reímos como locos, como niños, pero el agua es muy fría, nos recuerda que la risa no da calor, que los zapatos estorban cuando la calle se convierte en un río, y que lo peor no sería enfermarnos, si no, olvidar todo esto.
Todo es pasión, hasta para morir se necesita pasión y un poco de creatividad.
Nos refugiamos en otra cafetería, y nos arrepentimos del vino que no pedimos, me hablas en francés y no te entiendo como no entiendo nada de ti, y a la vez te conozco más que cualquiera. No sabes que en este lugar morí un poco hace tanto tiempo. Pero me sigues hablando palabras sin contexto, sin sentido, nada se hace sin pasión, ni siquiera soñar, ni tocar jazz en una ciudad perdida, hasta recordar se hace con pasión, sin correr el riesgo de volver a enamorarnos. El café americano esta tan cargado que me hace despertar, todo como siempre, hasta la vida es sueño.
POSTADA: Me preocupa algo solo un poco, me dijo mi abuela que cuando soñamos lluvia, es porque lloraremos mucho.